El presidente de la Junta inaugura las obras de modernización del regadío de Soto

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, visitó las obras de modernización del regadío que se han desarrollado en 841 hectáreas de la zona regable de Soto del Cerrato, donde se ha invertido un total de 6,5 millones de euros. Esta actuación va a permitir un ahorro de consumo de agua y de energía a los agricultores y ganaderos de la zona, la mejora de sus condiciones de trabajo y el incremento de la productividad y rentabilidad de sus explotaciones.

La zona regable de Soto de Cerrato se encuentra en los términos municipales de Soto de Cerrato (656 hectáreas) y Reinoso de Cerrato (185 hectáreas), y los cultivos más extendidos en este área regable son los cereales de invierno, la remolacha, la patata y la alfalfa.

El Gobierno regional ha invertido 6,5 millones, tanto para las obras de reordenación de la propiedad como para las derivadas de la modernización del regadío. Con la actuación realizada, que ha permitido pasar de 666 hectáreas regables a un total de 841, se han beneficiado 156 agricultores, cuyas tierras contarán con una mayor productividad y competitividad.

Las obras han consistido en la construcción de una balsa de regadío con una capacidad de 79.403 metros cúbicos, la ubicación de una estación de bombeo y la creación de una red de distribución de riego a presión hasta las parcelas.

La actuación llevada a cabo por la Junta de Castilla y León ha permitido hacer realidad una de las principales demandas de la zona, dando solución a las pérdidas de filtración que se producían en la zona. En concreto, esta inversión va a permitir un incremento de la productividad y de la renta de las explotaciones agrícolas al mejorar las posibilidades productivas. En segundo lugar, la reducción de casi un 45 % del consumo energético para el riego por aspersión o localizado, puesto que se emplea una instalación centralizada para suministrar la presión a la red, no siendo necesarias las instalaciones individuales de cada agricultor.

Asimismo, se logra la mejora de las condiciones de trabajo al ahorrar tiempo a los agricultores y el ahorro de agua respecto al sistema de riego por gravedad o por pie, consiguiendo un uso más eficiente del recurso. Se estima una reducción del consumo de agua de cerca del 40%. Y, por último, el incremento de la actividad agrícola de la zona, poniendo de manifiesto la capacidad de las actuaciones en materia de regadío para generar sinergias con la industria transformadora. Todo ello permite incrementar la actividad económica de las zonas rurales, generando empleo y favoreciendo la igualdad de oportunidades para el empleo femenino en estos ámbitos.

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