Por su interés, reproducimos el contenido de una carta enviada por Eutimio Núñez a la sección de cartas al director del Diario Palentino, en la que rinde un homenaje a Rafael Mediavilla, recientemente fallecido.
Eutimio Núñez / Soto de Cerrato (Palencia)
Falta poco tiempo para que se cumpla un año del homenaje que hacíamos a Rafael Mediavilla en nuestras fiestas patronales de San Antonio de Padua, como persona de más edad entre los hombres. Para él escribía un poema, recitado por su nieta Paula, tan bien como sabe hacerlo.
Hablaba del mayoral que sabe muy bien de su rebaño, que sabe de sacrificios diarios para que puedan pastar, conocedor de lindes y parcelas, caminos, sendas y veredas, como el que más.
Este 21 de mayo, el precioso poema lo escribían sus siete hijos, tres de ellos religiosos. En su funeral, le escribía su esposa Fortunata, todos sus familiares, los pueblos donde echó sus raíces, Valdeolmillos, Reinoso y Soto de Cerrato.
Lo escribieron numerosos religiosos y religiosas de todos los puntos de España, en una Eucaristía donde las lágrimas envueltas en la fe nos hicieron sentir a todos, vivir esa esperanza en quien creemos, sobre todo compartiendo la verdad más bonita: que Rafael quería despedirse con el mismo perdón que Dios nos invita a todos para recibir el abrazo para siempre.
Me decía un amigo «me gustó tu artículo de San Isidro, ahora tienes que decir algo en San Antonio»... «Vale» -le respondí-, pero la fiesta se adelantó porque Dios llama cuando quiere y a quien quiere y porque de lo extraordinario de mi pueblo siempre conté algo, esta vez motivado por ese día que todos vivimos y que nunca se olvidará.
Para quien nos dijo adiós, algo particular: quise vivir la misa compartiendo desde el Coro el cántico con el numeroso grupo de religiosos, quise vivirla de pie haciendo un pequeño sacrificio, tomando en mi mente notas donde pronto aflorará un poema dedicado a ese mayoral que ya nos ve desde el Cielo.
Cuantas mañanas nos hemos cruzado, en el tiempo bueno, él con su leña partida, yo a regar las flores que adornan nuestro Cementerio, y nos seguimos cruzando ahora, yo mirando al Cielo, él siendo testigo de que siempre que haga una visita, y serán muchas, nunca faltará una oración por todos los que nos precedieron en el Camino de la Esperanza.
Eutimio Núñez / Soto de Cerrato (Palencia)
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